Cuando Vox entró en el Parlamento de Andalucía, a la hora de investir a Moreno Bonilla como presidente de la Junta, se escenificó un proceso de negociación, unos puntos de acuerdo y hasta algunos momentos de ruptura. Parecía que se estaba tensando la cuerda, pero era puro teatro porque ninguno de los participantes en el acuerdo de investidura iba a dejar a pasar la primera oportunidad real de desplazar al PSOE del gobierno andaluz. El que no quisiera el acuerdo iba a ser señalado y, en caso de repetir las elecciones, la alta abstención en las filas socialistas iba a desaparecer.
Al principio los populares y los de Ciudadanos comenzaron a cumplir los puntos del acuerdo con Vox religiosamente, pero alguien les debió abrir los ojos y decirles que Vox no tenía más remedio que apoyarles en las votaciones fundamentales, al igual que realmente no tenían ninguna opción en la investidura. Incluso la vez que presentaron una enmienda a la totalidad a los Presupuestos, tuvieron que retirarla porque iban en contra de determinados puntos propios que se alcanzaban y eran coincidentes con el programa del gobierno.
Ayer en el Parlamento de Andalucía, el portavoz de la extrema derecha lo reconoció abiertamente: no tienen más remedio que apoyar a Moreno Bonilla, porque no tienen otra opción, por ahora. El PP puede prescindir del Vox y sus cosas y acusarle de preparar el camino a la izquierda si no votan con ellos, porque la estrategia de Vox es apoyar, siempre apoyar, haciendo creer que el voto dado a ellos y no a los populares mantiene el camino correcto.
Este camino es el que se sigue en Madrid y tiene como principal finalidad el “sorpasso”. Vox ofrece lo mismo y más y un liderazgo, que siendo malo, no es el despropósito de Díaz Ayuso. En Andalucía no tienen líder y lo de avanzar sin líderes solamente se puede hacer al inicio, pero ello no quiere decir que no presenten a un cantante o a un conocido presentador de la televisión y resuelvan el problema rápidamente.
Vox no tiene más remedio que apoyar. Si por su postura las medidas no se aprueban, serán los responsables de debilitar a la derecha. Entrar en sus juegos para que aparenten tener un poder, que ni poseen ni desean por ahora (para no sufrir desgaste), es remar de acuerdo con la estrategia del partido de extrema derecha.