Ciudadanos pasó de 4155665 votos en la Generales de abril de 2019 a 1637540 votos en las que celebraron solamente siete meses después, en noviembre. Las encuestas postelectorales apuntaron que aproximadamente un millón de votos se fue a la abstención y el resto al PP y a Vox, especialmente a los ultraderechistas.
cEl traspaso de votos de Ciudadanos a Vox puede sorprenderle a alguien que crea que los votantes conocen los principios de los partidos y no lo que los partidos quieren enseñar.
Pese a propuestas programáticas de centro y liberales, la escenografía por la que se optó fue por Albert Rivera rodeado de banderas españolas al grito de ¡Vamos! Ciudadanos. El despliegue de rojas y gualdas cautivó al voto banderita, que vio en Rivera y en su partido la línea dura que el PP no mostraba a la hora de la verdad. En noviembre se dieron cuenta que el producto original no era naranja, sino verde moco y se fueron con Abascal. Para cualquier partido político es malo perder votantes, pero si realmente no son tus votantes, tarde o temprano los terminarás perdiendo y el revés electoral será inevitable.
El voto al PP puede deberse tanto a que se fueron por el voto útil o era voto conservador. Sobre el voto útil ya hablaremos, pero el voto conservador será siempre una de las posibles salidas de Ciudadanos y dependerá de las circunstancias y, sobre todo, de cómo se encuentre el PP.
Pero lo más interesante, a mi modo de ver, es el millón de votos que se le fueron a la abstención. Estos votos sí son recuperables, porque no prefirieron otra opción. A estos votantes y a los que siguieron confiando en ellos les tiene que mostrar Ciudadanos que es una opción útil, que es un voto útil, no en el sentido de un voto agrupado para ganar, sino en el sentido de que es un voto que sirve para aprobar y aplicar políticas.
Este tipo de utilidad es difícil de ser transmitida en tiempos de polarización y por ello es una estrategia muy arriesgada. Puede hacer que el partido se quede en tierra de nadie y por tanto resultar irrelevante, pero un proyecto político no debe ser referencial, sino autorreferencial.