Una de las muchas simulaciones electorales que hemos hecho en Geografía Subjetiva a la que le tengo más aprecio es la que establece un Congreso de solamente 200 diputados elegidos no por provincias, sino por autonomías.
Cada autonomía recibe un diputado al menos y los 181 restantes se reparten proporcionalmente a la población. Lo más simpático y positivo de este sistema es que posibilita la gobernabilidad, es más proporcional que el actual y conserva la representación territorial.
La simulación con los datos de 2008, que publiqué en marzo de 2011, era doble; en una utilizaba el método Hare para atribuir escaños con una barrera del 2% y en la otra empleada el método D’Hondt con una barrera del 3% (como la actual ley electoral española).
Comencemos con la simulación. Lo primero que hemos hecho es distribuir los diputados según los criterios antes indicado en cada una de las diecinueve autonomías. Fruto de esta distribución esto son los diputados que les corresponden a las circunscripciones:

Ahora vamos a observar cuál es la actual distribución de escaños por autonomías y el peso relativo de la representación de cada una de ellas en el Congreso de los Diputados.

Dado que el número de diputados es casi obligadamente diferente, lo interesante es comparar el peso relativo de cada representación autonómica para ver cuál se beneficia, cuál se perjudica y por qué.

Sin lugar a dudas la autonomía que perdería más peso en el Congreso sería la de Castilla y León porque al ser una sola circunscripción y no nueve pierde una buena cantidad de diputado mínimos por circunscripción, a lo que se le une su situación de desierto demográfico. Aragón, Galicia, Castilla-La Mancha y Extremadura serían los siguiente en la lista de “damnificados” a muchos distancia de los castellanoleoneses. Madrid y Catalunya serían las autonomías más beneficiadas.
Una vez establecidos cuantos diputados elige cada autonomía, aplicamos los resultados en votos de las Elecciones Generales a estas circunscripciones con el método Hare y éste es el resultado:

Lo más destacado de esta simulación es que el Partido Popular no hubiera obtenido mayoría absoluta dado que no se beneficiaría de la sobrerrepresentación de un feudo tradicional de la derecha como es Castilla y León y la mayor proporcionalidad del método Hare.

Si comparamos este sistema el porcentaje de escaños recibidos logrados con los que tienen en el sistema vigente podemos comprobar que el gran perjudicado sería el PP seguido del PSOE, mientras que CiU y BNG tendría pérdidas muy leves. El resto de las formaciones ganarían en peso parlamentario.
Pasemos ahora a la simulación utilizando las mismas circunscripciones, pero con una barrera del 3% y sirviéndonos del método D’Hondt para otorgar diputados:

La caída mayoritaria del método D’Hondt ha hecho que el PP reciba escaños adicionales en Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Murcia pudiendo así llegar a la mayoría absoluta que Hare le vetaba. El peso relativo de cada formación también varía:

Aunque los populares conservarían la mayoría absoluta sí tienen una pérdida fue de peso en el Congreso debido a la desaparición de las circunscripciones pequeñas que tanto les benefician; prácticamente serían los únicos perjudicados en este sistema idéntico al que tenemos salvo por el número de circunscripciones. Esto nos da una pista importante sobre qué formación es la que más se apoya en los automatismos del sistema.
Finalmente podemos comprobar el peso porcentual de cada uno de los partidos con el sistema actual (LOREG), con la simulación con Hare y barrera al 2% y la simulación con D’Hondt y barrera al 3%.

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