La distribución de los poderes y competencias entre los diferentes niveles territoriales determina quién puede o no puede hacer algo y, sobre todo, quién debe hacer algo. El que tiene una competencia ha de responder por ello, es decir, tiene la responsabilidad.
En un sistema democrático es fundamental la relación entre competencia y responsabilidad, porque además tener una competencia lleva aparejado tener los medios materiales, económicos y humanos para poder llevarla a cabo.
La incompetencia de determinados dirigentes autonómicos les ha llevado a intentar desdibujar el reparto de competencias que nace en 1978 y se desarrolló a lo largo de varias décadas.
Las dos grandes competencias autonómicas, las que tienen más presupuesto e incidencia en la vida de los ciudadanos, son Educación y Sanidad. Son competencias cuya gestión, con péquelas excepciones territoriales, están completamente transferidas a las Comunidades Autónomas y por la que deben responder los dirigentes autonómicos.
Existen efectivamente los ministerios de Sanidad y de Educación, pero no para gestionar estos dos gigantescos servicios, sino para encargarse de las competencias que han quedado en mano del Gobierno de España, que son pocas. La capacidad de gestión de estos dos ministerios es proporcional a lo que tienen que gestionar.
Varios medios de comunicación han lanzado titulares que esencialmente vienen a decir que el Gobierno de España se escuda en no tener competencias para dejarle a las Comunidades Autónomas la vuelta al cole.
En primer lugar es difícil dejarle nada a alguien que ya le pertenece, pero lo segundo, más problemático es la construcción de la idea de que el actual gobierno (no otro por supuesto) es responsable también de aquello sobre lo que constitucionalmente no tiene poder.
Imaginemos que un medio acusa al presidente andaluz, Moreno Bonilla, de escudarse en no tener competencia en Defensa para no atender las peticiones de mejores en las instalaciones militares situadas en la región que dirige. Sonaría a ridículo, porque lo es.
No es exigible la responsabilidad a quien no le corresponde, como es vergonzoso no pedirle nada a quien sí le corresponde. Y esto es lo que está sucediendo: en vez de exigirle responsabilidad a los que tienen que la competencia del servicio, se las pedimos a otros y los verdaderos responsables de rositas.
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