Las Comunidades Autónomas, especialmente las que tienen un gobierno de diferente signo al Gobierno de España, reclamaron que se les dejase gestionar la desescalada. Para muchas de ellas el objetivo político estaba cumplido pues el “Mando Único” prácticamente no había podido incidir en sus ámbitos de gestión, pero sí había sido ocasión para culpar al Gobierno central de todas las imprevisiones, chapuzas, escasez de material e incapacidad de las que eran responsables.
Una vez en la “cuesta abajo” de curva no tenía sentido el “Mando Único”, no se fuera a llevar el Gobierno central el mérito del descenso. Querían llevárselo todo y lo consiguieron. El problema ha venido cuando se han dado cuenta de que las cosas no iban a discurrir como idearon. Y han comenzado a pedir al Gobierno de España que tome medidas (no puede), para poder culparle de los efectos de su desidia de estos meses.
El argumento es el de siempre: no puede haber diecisiete vueltas al cole, sino una”. Y ahí muestran su gran ignorancia. Debe haber tantos planes de vuelta al cole como centros educativos haya en España (casi 35000), porque los espacios, alumnos, horarios, particularidades, profesorado, situación urbana o rural, etc hacen que necesitemos muchas decisiones específicas.
Ante esto llegan los inútiles, como el consejero andaluz Imbroda, y dicen que bien, que eso está bien, que los equipos directivos se encarguen y así envía el marrón para abajo. Es evidente que un equipo directivo debe tener mucho que decir sobre el plan de su centro, pero también los técnicos de Educación y de Sanidad, de forma que el plan de vuelta al cole debería ser redactado entre todos y firmado por el Consejero o su delegado en la provincia que se trate, asumiendo la responsabilidad personalmente.
¿Veremos esto? No. ¿Qué veremos? Que cuando surjan problemas intentarán culpar como sea a los equipos directivos.
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