Una parte de la reputación de El País viene de su influencia en el que hasta ahora ha sido el partido que durante más tiempo ha gobernado España, el PSOE. Y no es baladí, porque tener llegada en este partido garantiza que lo que se señale desde tus páginas, en casi todos los ámbitos, podrá ser leído y tenido en cuenta por personas que tienen capacidad de acción o que la terminarán por tener.
El 22 de mayo El País tiró lo poco que le quedaba. Otro editorial irreflexivo, insultante y mal educado le han separado del Partido Socialista. El País, con una profunda crisis de lectores y una peor crisis financiera, comienza una crisis de influencia al no haber sabido mantener la distancia de adecuada ni antes del 1 de octubre, ni durante la Gestora ni después de las primarias. El País ha pasado a engrosar las filas de los medios a los que la militancia socialista y cada vez más sus cuadros consideran declarados adversarios.
Las élites del PSOE en las que El País se apoyó han fracasado y con ellos la capacidad de influencia de este medio. Perdido su alcance entre las filas de Socialismo español, este medio ha perdido un valor.
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