Un poder confederal depende de los poderes territoriales que lo han elegido; no puede hacer otra cosa que moverse dentro de los cauces marcados por las instancias que componen la Confederación ya que no tiene un marco de actuación propio y su legitimidad solamente procede de la elección de los poderes territoriales. Un poder federal vive en una continua dialéctica con los poderes territoriales, pero tiene una esfera propia de actuación y una legitimidad propia, no dependiendo de los poderes territoriales en esos terrenos y no necesitando ser legitimados por ellos.
Durante la campaña previa a la elección del Secretario General, algunos que apoyamos a otros candidatos señalamos que los líderes territoriales estaban construyendo una Secretaría General de naturaleza confederal, y no una federal como parece que debiera desprenderse de la organización que el PSOE dice haberse dado.
El apoyo de los secretarios regionales a Pedro Sánchez (y la existencia de otros dos candidatos) le puso en bandeja el cargo , pero era un cargo debilitado, con un poder disminuido y sobre todo era el primer secretario general vigilado. Pedro Sánchez les salió rana y ahora se enfrenta a él quienes lo apoyaron de una forma absoluta. Pedro Sánchez se aseguró la elección de una forma fácil, sin necesidad de tejer sustento en todo el país y eso es su debilidad.
Siempre he defendido la autonomía territorial, la capacidad para decidir diferente y la capacidad de influencia en lo nacional, pero el hecho de que el poder resida en jefes territoriales y que los líderes nacionales sean monigotes solamente tiene un nombre en la historia política española: caciquismo.
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