Hace unos días hablábamos del caso de la técnica y castigo de la “damnatio memoriae” en referencia a un turbio asunto eclesiástico. Pero no nos cabe duda que el mejor ejemplo en estos días nos lo proporciona nuestro Presidente del Gobierno y su ya mítico “la persona por la que usted pregunta”.
Aplicar la “damnatio memoriae” es gente de segunda fila para la opinión pública como Bárcenas o los anteriores tesoreros del PP no deja de ser una buena maniobra para no crear personajes y que, en ausencia de denominación, solamente haya una nebulosa.
Pero cuando esa técnica se la aplicas a uno de los grandes héroes de su partido, y no eres Stalin o Mao para borrar todos los registros, caes en el ridículo. Automáticamente aparecen miles de fotos junto al “inombrable”, te recuerdan cómo lo elogiaste y que te sentaste un buen puñado de veces con él en el Consejo de Ministros y que, gracias a la guerra de Irak, tú fuiste el sucesor de Aznar y no él.
Creo que Rajoy y sus asesores no se dan cuenta de la dimensión social que tienen los casos de corrupción de su partido. Intentan apagar un incendio colosal con dos extintores de pared y con técnicas para asuntos que el paso de los días y un Madrid-Barça se los lleva.
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