Otro de esos tópicos que se escuchan en calles, bares y centros de trabajo al ciudadano medio es que el gobierno (de España, de su autonomía o su alcalde) debe hacer lo mejor en cada momento y no estar pendiente de si pierde o gana votos con esa medida.
Lo peor de proferir un deseo es que se cumpla. Ese gobierno es el que preside, desde el 12 de mayo de 2010, José Luis Rodríguez Zapatero. Después de congelar las pensiones medias y altas, bajarle el sueldo a los funcionarios y paralizar buena parte de las infraestructuras en construcción, el Presidente sabe que electoralmente vale menos que el líder del ‘Partido Españolista de la Septimania’ y no se preocupa en absoluto de conseguir apoyo electoral, sino en aprobar hasta de perder las elecciones una agenda de reformas (la adecuación o profundidad siempre es debatible).
Los deseos que este platónico ciudadano medio no miden las consecuencias de verlos cumplidos y luego se quejan con todo y efectivamente utilizan su voto o su abstención para a quien ha gobernado desde lo que ‘debe hacer’ y haciendo esto le perjudica o toma una medida (o muchas) que no les gusta. Este ciudadano medio dice lo que cree que debe hacerse, lo que piensa que está bien, pero es más electoralista que muchos de los políticos a los que critica.
Churchill prometió sangre, sudor y lágrimas y le siguieron votando hasta que se retiró. Claro que los sacrificios sirvieron: Ganó la guerra. Con Zapatero podía pasar lo mismo, pero de momento no le está ganando la guerra al paro y claro, sacrificarte para nada no parece muy inteligente. Y los votantes quizá no sean o no seamos muy inteligentes, pero tontos del todo tampoco.
Churchill perdió las elecciones generales de 1945, justo después de haber ganado la Segunda Guerra Mundial.
Es cierto. Y volvió a ser Primer Ministro hasta que se retiró en el 55.
Igual Rodríguez Zapatero es capaz de hacer lo mismo.
A tí ¿qué te parece?
Hombre, el primer mandato de Churchill fue de 1940 a 1945; el segundo de 1951 a 1955. Teniendo en cuenta que el primero era un gobierno de unidad y que lo echaron en las primeras elecciones que fueron posibles; y que el segundo, pese a tener más escaños, los conservadores fueron menos votados que los laboristas (cosas del sistema mayoritario), no se puede aseverar lo que dijiste con tanta facilidad.