Los diversos estadios de la vida de una formación política se pueden medir a través de las incorporaciones que tienen a sus filas, tanto del tipo de personas como del número. Cuando el número de personas y el tipo de personas, que se unen a la formación, se estabiliza tenemos síntomas de la institucionalización de la formación y en la entrada en un periodo diferente al fundacional.
Algunas formaciones tienen un fuerte discurso de dinamismo, de ser necesarias y reclamadas por la sociedad e, incluso, de ser la medicina que la sociedad y el estado necesitan. Si esto fuera verdadero (y se da mucho en las formaciones de extrema izquierda o de extrema derecha) tendrían una avalancha tremenda de personas que se incorporarían a sus filas tras descubrir que las formaciones extremistas responden a sus anhelos más profundos y a las necesidades sociales fundamentales.
En España tenemos un partido que se denomina de centro, otros preferiríamos calificarlo de ‘extremo centro’ que, siguiendo sus proclamas en los medios y en la red, quiere ser el instrumento de la regeneración democrática patria, una regeneración que los españoles ansiamos y que se reduce al ‘neocentralismo’.
Este partido de la regeneración, UPyD, ha anunciado que va a comenzar una intensa campaña de afiliación con el objetivo de doblar el número de militantes con los que cuenta el partido (de 6.542 a más de 13.000).
Esto no significa otra cosa que UPyD ha perdido el impulso fundacional y ahora misma es un grupo político absolutamente institucionalizado que busca militantes para tener más recursos económicos y que ha perdido su atracción inicial. Y es que UPyD tiene un grave problema con la militancia, tanto con el número de militantes, con su distribución geográfica y con los precedentes políticos de los llegados a las unidades territoriales locales.
No tengo dudas de que UPyD tendrá un resultado positivo en la Comunidad de Madrid (entrará en la Asamblea y su papel dependerá de cómo queden los demás) y conseguirá concejales en un puñado de municipios donde funcionará, de hecho, como un partido de corte localista y con algunos candidatos populares en ciertas localidades algo se consigue siempre.
Pero de lo que no tengo dudas tampoco es que UPyD es un partido tan institucionalizado que esto hace que su discurso suene chirriante. Un partido que no resulta atractivo a los buscadores de la regeneración democrática y que tiene que hacer campañas de afiliación como cualquier institución plenamente asentada.
Hombre, impulso hubo y hay creo yo viendo las encuestas. Y Rosa Díez sigue siendo la líder más valorada.
Un partido con 3 años de existencia y que ya tiene representación nacional, europea y en el país vasco.
El problema de la afiliación de UPyD es que es la que está financiando el partido y le cobran 20 € al mes. Probablemente eso sea lo que pagan en un año en los partidos institucionalizados de verdad, esos que se financian a base de dinero público y de los bolsillos de todos.
Por eso es normal que no crezca en afiliados y por eso es normal que necesite hacer campañas, que en este país nunca nadie ha soltado un duro por ninguna causa que sea la propia. Pero el impulso no lo ha perdido si nos remitimos a los datos, ya digo.
La mayoría de los ingresos de UPyD proceden de subvenciones públicas (enlace al Norte de Castilla que cita a EFE). 6€ suele ser lo normal en los partidos que yo conozco. Una cuota de 10€ es problemática y 20€ elitista.
50% subvenciones pero un 47% de cuotas de afiliados.
Me gustaría que me dijeras qué otros partidos dependen en casi la mitad de sus ingresos de sus afiliados. Por eso decía que son los que están financiando el partido.
Sobre las cuotas, por lo que busqué ahora:
http://www.adn.es/politica/20080413/NWS-0327-PSOE-PP-cuesta-euros-carne.html
“La cuota de los populares se sitúa en los 20 euros anuales, mientras que los socialistas deben abonar 48 | UPD es el partido más caro, con un importe de 240 euros al año ”
Es decir, lo que pensaba (no sé en qué partidos pagan 6€ al mes entonces, en el PSOE son 4 así que ni siquiera eso). En el PP pagan al año lo que en UPyD al mes. Normal que el número de afiliados sea el que sea …
Por otra parte, normal también para un partido que quiere regenerar la democracia predicar con el ejemplo y pedir que los partidos se financien con sus afiliados.
Cuando UPyD aumente su número de cargos electos, aumentará la proporción de subvenciones y bajará la proporción de los afiliados. Así de sencillo.
En el PSOE son 6€/mes.
Hombre … de democracia interna ninguna, y de élite económica la que quieras
PD: y precisamente esta campaña de afiliación tiene el objetivo de reducir esa dependencia de las subvenciones
Ya, ya … y si tienes que animar a la gente a afiliarse, es porque la gente no se anima a hacerlo
Qué velocidad de respuesta, madre mía xD
El asunto era el tema del impulso. Yo te venía a decir que impulso tiene todavía, encuestas y lo del líder más valorado apuntan en esa dirección. También resulta que la web más visitada de los partidos políticos españoles es la de UPyD.
Y si ese impulso no se traduce en afiliaciones a mí personalmente me parece que es porque la cuota es desmesurada en comparación con las de los demás partidos. Y más en estos tiempos creo que nadie que no esté muy implicado se va a dejar 240 € al año en política.
Es una cuota muy alta, ciertamente, y es una barrera hacia muchas personas. No me extraña porque la cuota se dirige al sector de la población donde está su electorado real y potencial.
Lo del impulso no tiene que ver con unos resultados en unas elecciones tan especiales como las autonómicas y las locales, sino con la capilaridad con la sociedad, que la escasez de afiliados (a pesar de la cuota) evidencia.
El elevado nivel de popularidad de Rosa Díez y la positiva visión que, según el CIS, le merece UPyD al público (que lo ve como un partido en el centro puro y que no levanta gran rechazo) está en contradicción con la evolución de la afiliación (que en casi 10 meses aumenta sólo en alrededor de 60 afiliados: algo que es indiscutiblemente alarmante dado que se está ante una base de afiliados muy baja).
Es conocida la opinión negativa que este blog mantiene de UPyD desde su comienzo. Y creo que esto influye en la dimensión que se le quiere dar al problema de afiliación de UPyD.
Como he dicho UPyD no crece en afiliados pero es una opción que no levanta rechazo con una líder muy bien valorada. Esto, más allá de circunloquios sobre regeneración democrática y otras hierbas, equivale a que algo hace indeseable afiliarse a UPyD a mucha gente que, a priori, simpatiza con UPyD. Esto es razonable achacárselo en inmensa medida a la cuota de afiliación. Ni más ni menos. El pregonado objetivo de obtener una gran autofinanciación hace imposible que UPyD sea un partido de masas y tenga una implantación nacional verdadera y no testimonial. Lo asombroso del caso es que con semejante problema se decida acudir a unas elecciones municipales. Yo lo achaco a que han pesado argumentos de inercia electoral.
Desconozco el impacto de la campaña de afiliación pero me temo que habrá sido más bien reducido. Buena parte de los problemas de expansión de UPyD son achacables a una falta de activismo por parte de su estructura territorial (de nuevo testimonial e incluso en su sencillez absurdamente burocrática) y los afiliados en general, pero el tema de la cuota de afiliación es definitivo: una losa.
Por otra parte los discursos sobre rebeliones cívicas, sociedad civil, “tomar el protagonismo el ciudadano” y similares son propagandísticos, eslóganes. Bajo mi punto de vista la oferta de UPyD es tan sencilla como la que sigue: hagamos chantaje a PP o PSOE para reformar las instituciones y, llegado el caso, la Constitución para organizar un estado federal serio en lugar de una confederación de comunidades autónomas como a la que conduce irremisiblemente la incompleta Constitución de 1978. Más allá de eso siento bastante miedo de los discursos de algunos tipos que se metieron en UPyD para medrar fácilmente: siempre poblados de infladísima demagogia y poses exaltadas que apenas ocultan la completa falta de otra idea que la propia ambición. Esa gente no pinta nada en UPyD, tal y como yo lo concibo. Los pocos afiliados que hay hacen más difícil desplazar a esta clase de “pájaros” de los puestos organizativos del partido. Porque la “democracia interna” (sí: la hay, y mucha) no tiene valor cuando la falta de afiliados la transforma en cooptación y endogamia.
Ahí está el problema: UPyD es un partido bien preparado para elecciones nacionales y dramáticamente insuficiente para afrontar unas locales/autonómicas.
Es cierto que nunca le he tenido mucha estima a UPyD y no tengo ningún reparo en reconocerlo. Las razones y los motivos lo he ido exponiendo en muchas entradas. Numerosos comentaristas, partidarios de Rosa Díez, me decían que me equivocaba y el tiempo me ha dado la razón en numerosas de mis afirmaciones (en otras, como es lógico, no).
Enlacé tu entrada porque creo que haces un análisis muy certero de la situación de UPyD. Mi análisis no es electoral, sino social y político, es decir, no se somete a validación en las próximas municipales y autonómicas donde, y estamos de acuerdo, UPyD no tiene nada específico que ofrecer. El problema de los ‘pájaros’ lo dije y se me acusó de todo: los primeros ‘contingentes’ ya venían enseñados de casa y eso lo sabía cualquier que conociese un poco la política de su localidad.
Mantienes que UPyD tiene como centro de su discurso político una reforma territorial que interpretas en clave federalista y descalificas cosas tan empleadas como ‘regeneración democrática’ como eslóganes propagandísticos. El problema es caer en el sustancialismo y pensar que hay un algo verdadero y un algo que es intercambiable; yo más bien pienso que el discurso que tiene un partido político es lo que es, de manera que mi calificación, y me puedo confundir obviamente, es que UPyD representa un españolismo neocentralista y no una propuesta federal.
En el Congreso Nacional de UPyD en Noviembre se aprobaron unos Estatutos y un programa político que excluye cualquier idea de eso que usted llama “neocentralismo”. Se hizo por estrecho margen pero debe tenerse en cuenta que los máximos valedores de esa forma de pensar que confunde centralidad política con centralidad administrativa eran los seguidores y compinches de Mikel Buesa. No quiero decir que Mikel Buesa defienda la confusión anterior, pero sin duda una abrumadora cantidad de sus “admiradores” se encuentran entre quienes siguen ese error y que, resumiendo, podríamos calificar como ultraconservadores o, incluso, extrema derecha. Buesa sabía esto y no en vano se pasea por los platós de la TDT ultraderechista clamando su rencor hacia Rosa Díez y haciendo énfasis en temas de género absurdo-patriotero como que en los mítines de UPyD haya o no haya banderas españolas. Sea como fuere la turba “neocentralista”, por decirlo como usted, mucho me temo que a raíz del Congreso Nacional de UPyD abandonó el partido. Y lo hizo precisamente porque el partido apuesta por el federalismo a la alemana.
El problema de la bajísima afiliación a UPyD en algunos sitios es que esa “estrechez” pone muy fácil el acceso a puestos de “coordinación/control” a personajes de muy bajas intenciones y amplio apetito. Mire si no al nada menos de coordinador y portavoz de UPyD en Pontevedra, una persona sin otra idea que presentarse a las municipales desde que se afilió a UPyD mostrándose siempre dispuesto a hacer cuanto fuese necesario. Cuando le da por comunicarnos su particular idea de la política tira de la más pomposa y atragantada demagogia “ciudadana”. Miren si no el último artículo de dicho sujeto (fíjense que todo el artículo parece ser, además, un “corta y pega” de plumas ajenas): http://aguardenteiro.blogspot.com/2010/08/upyd-sin-voz-pero-con-votos.html
Los papeles de los Congresos lo aguantan todo … y no sé el motivo pero el mensaje que llega de UPyD es el neocentralista, gracias en buena parte al apoyo de determinados medios de comunicación que le dan mucha bola a UPyD entre su audiencia (a la derecha de la derecha), lo cual provoca que UPyD defienda más las ideas de sus potenciales votantes que las que dices que han aprobado en su Congreso. Iba a leerme el programa congresual pero el sopor me ha podido.
Geógrafo:
Aprobar la ponencia del federalismo fue complicado y, como he dicho, conllevó bajas en el partido. No se trata de algo, por tanto, meramente cosmético.
Desde hace muchos meses UPyD es objeto de los ataques de la ultraderecha mediática que antes, efectivamente, coqueteaba con darle su apoyo a modo de ataque a Rajoy y con la esperanza de “colonizar ideológicamente” el partido. Como te he dicho, en el Congreso quedó claro que lo segundo no sucedería. Ya desde antes, no obstante, los mencionados medios ultraconservadores habían optado por manejar como “voz de la conciencia nacional” a Albert Rivera y los restos de Ciutadans.
En realidad con UPyD simpatiza un amplio espectro de personas y conviene a los intereses de personas de diferentes tendencias (ya sea para molestar a Rajoy o a Zapatero, vamos). Según el énfasis que uno detecte o esté más dispuesto a detectar acusará a UPyD de estar en alianza con unos o con otros. A mi una mujer, en plena campaña electoral, me abordó diciéndome que Rosa Díez era una comunista.
Sea como fuere, en la España en que el término “federalista” hace tiempo que se confundió absurdamente con la noción de confederación es de esperar que defender el correcto significado del federalismo sea llamado “neocentralismo”. No en vano en la España de las Autonomías en algunos aspectos la descentralización ha ido más lejos de lo que permite la teoría federal del Estado.