ETA marca la agenda
Jueves, 6 agosto 2009 por Geógrafo Subjetivo
Desde hace tiempo vengo dándole vueltas a una idea que José A. Rodríguez y R. Senserrich ya han expresado: le damos mucha publicidad a ETA y ETA necesita de esta publicidad, de esta conmoción para existir, para seguir convenciéndose cada día de que tienen alguna posibilidad, cuando ellos saben que están prácticamente derrotados.
La sociedad española ha tenido que desarrollar, por desgracia, a lo largo de tanto años de terrorismo unas serie de rituales de condena y de repulsa que creo que tienen más sentido “ad intra” que “ad extra”. Tienen sentido para los familiares de las víctimas, para las víctimas supervivientes y para el conjunto de la sociedad porque permiten manifestar públicamente un dolor y por medio de acciones rituales destilar un duelo. A los terroristas esto les da igual y me atrevería a augurar que les sirve hasta de aliciente.
El problema se agranda cuando se hace de algo que debería comenzarse a considerar marginal uno de los temas centrales de la vida política española. Es evidente que hay intereses en ellos, especialmente en que crear la sensación de una especie de apocalipsis inminentes del que algunos sectores políticos pretende beneficiarse electoralmente.
Las reacciones desproporcionadas también hace que otros muchos temas se caigan de la agenda de los políticos y de los medios de comunicación. Si ETA ocupa gran parte de los informativos y de las páginas de la prensa no quedará nunca sitio para las listas de esperas quirúrgicas, los resultados escolares o las pensiones bajísimas con la que muchos españoles viven.
Estos temas, entre otros muchos, que afectan a millones de conciudadanos y nunca tienen la oportunidad de reclamar de salir al espacio público y político porque hay que hablar de ETA, de sus pasadas barbaridades, de sus presentes barbaridad, de sus planes asesinados o si hay o no tensiones internas a propósito del último boletín intervenido por la Policía.

Desde hace tiempo vengo dándole vueltas a una idea que José A. Rodríguez y R. Senserrich ya han expresado: le damos mucha publicidad a ETA y ETA necesita de esta publicidad, de esta conmoción para existir, para seguir convenciéndose cada día de que tienen alguna posibilidad, cuando ellos saben que están prácticamente derrotados.
La sociedad española ha tenido que desarrollar, por desgracia, a lo largo de tanto años de terrorismo unas serie de rituales de condena y de repulsa que creo que tienen más sentido “ad intra” que “ad extra”. Tienen sentido para los familiares de las víctimas, para las víctimas supervivientes y para el conjunto de la sociedad porque permiten manifestar públicamente un dolor y por medio de acciones rituales destilar un duelo. A los terroristas esto les da igual y me atrevería a augurar que les sirve hasta de aliciente.
El problema se agranda cuando se hace de algo que debería comenzarse a considerar marginal uno de los temas centrales de la vida política española. Es evidente que hay intereses en ellos, especialmente en que crear la sensación de una especie de apocalipsis inminentes del que algunos sectores políticos pretende beneficiarse electoralmente.
Las reacciones desproporcionadas también hace que otros muchos temas se caigan de la agenda de los políticos y de los medios de comunicación. Si ETA ocupa gran parte de los informativos y de las páginas de la prensa no quedará nunca sitio para las listas de esperas quirúrgicas, los resultados escolares o las pensiones bajísimas con la que muchos españoles viven.
Estos temas, entre otros muchos, que afectan a millones de conciudadanos y nunca tienen la oportunidad de reclamar de salir al espacio público y político porque hay que hablar de ETA, de sus pasadas barbaridades, de sus presentes barbaridad, de sus planes asesinados o si hay o no tensiones internas a propósito del último boletín intervenido por la Policía.
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No son pocos los que opinan que ETA es una organización infiltrada hasta la médula, que actúa a demanda de los intereses de los poderes políticos españoles.
Yo creo que es una teoría un tanto rebuscada, y conociendo un poco ese mundo, si algo es cierto es que sus bases sociológicas, desde luego, no están infiltradas por nada que no sea un odio atávico y mal enfocado.
Sin embargo, no es menos cierto que se trata de la mejor arma (nunca mejor dicho) de distracción con la que cuentan los poderes políticos. El pan y circo perfecto. Y el hombre de palo que han colocado para hacer las veces de Lehendakari, cuyo único discurso (preparado) posible (posiblemente, el único que domina) es sobre el monotema, así como su ejército de palmeros mediáticos con excelente acogida “del Ebro p’abajo”, no hace sino atestiguarlo. Da réditos, y muchos. Y ya no sólo al PP.
ETA no es sólo la organización que pega tiros en nucas y pone coches bomba. También lo es (en sentido laxo, no jurídico) toda la organización social que crea un ambiente de coacción social sobre los que disienten y provocan un clima de presión insoportable. No es un problema menor. Acabar con ETA es el primer paso, pero habrá uno más, mucho más complejo si cabe (puesto que en él no cabe la vía policial) que consiste en desarticular ese entramado coactivo que seguirá ejerciendo esa fuerza y causando ese miedo incluso cuando deje de haber tiros en nucas y coches bomba.
Sinceramente, no me parece un tema “marginal” y sí un “tema central de la vida política española” el discutir por qué en una parte del territorio nacional la libertad ideológica sigue siendo un derecho que cuesta ejercer con completa libertad.
Yo soy de los que piensan que aquellos que se inventan teorías como la que expone “gsantamaria” sin prueba alguna, son gente con mucho tiempo libre y poco cerebro. ¿De verdad alguien puede argumentar, sin pruebas (es decir, por simple especulación), que los “poderes políticos españoles” matan gente para que no se hable de la crisis o de corrupción? No sólo es absurdo en términos empíricos (la bombas de ETA no han hecho que se hable menos del Caso Camps o de la crisis) sino que supone un riesgo desmedido para un beneficio tan exiguo. Es decir, la aproximación inicial nos debería llevar a la conclusión contraria: no tiene sentido que un gobierno se involucre que una actividad tan costosa por tan poco beneficio, pudiendo distraer la atención con medidas políticas que no impliquen matar gente.
GSANTAMARÍA: Teoría un tanto rebuscada, no: simple manipulación e intoxicación. Porque ojalá hubiéramos podido infiltrarnos en ETA más de lo que se ha hecho, que no ha sido tanto como se ha querido trasladar para bajar la moral al enemigo, de por sí paranoico como todo miembro de una organización clandestina.
El interés de los españoles es poder vivir tranquilamente en Euskadi. El resto, es chau-chau.
Efectivamente, Mario, ETA es mucho más que el brazo armado en sí mismo. Quienes tenemos la suerte o la desgracia de vivir en un pueblo no demasiado grande conocemos meridianamente bien las dinámicas de ese mundo (este pasado fin de semana se ha dado el último caso de martirización por la causa, el edil de 27 años de Villabona fallecido; pocos medios se han hecho eco de ello, aunque en Gara fue portada varios días).
Es entonces cuando uno se plantea cómo demonios se está combatiendo esto. Cómo es posible que en 30 años de democracia todo siga en ciertos aspectos igual. ¿Qué se está proponiendo? ¿”La derrota policial”? Eso es tan absurdo como inútil, tan visceral como paleto. ¿Deslegitimación ética? Yo sólo veo que se mezclan churras con merinas y se tergiversa el debate, y así sólo se dan alas a eso a lo que su máximo promotor de facto en su día, José Mª Aznar, se refirió como “Movimiento de Liberación Nacional Vasco”.
Ahora parece que se quiere volver a lo mismo, a la estrategia de Aznar en versión light, con un hombre de palo en el Gobierno Vasco, un rostro amable y bastante guay, cuyo único discurso es la repetición machacona de mantras, “se han acabado los espacios de impunidad” y frases por el estilo, vistiendo de expresión de un deseo de esperanza lo que no es sino la estrategia partidista de quienes han convertido el sufrimiento terrorista en su único patrimonio y leitmotiv político (así de triste; es lo más parecido a la prostitución masoquista). A muchos no nacionalistas (entre los que me incluyo) nos decepciona profundamente esta estrategia a la que se han abandonado los dos grandes partidos en el País Vasco.
Nos guste o no, ETA es la cortina de humo perfecta. Además de ser LO ÚNICO que une a la práctica totalidad de los españoles (vascos incluídos), el único nexo de unión junto a la cultura del pelotazo. Y, sin llegar a extremos delirantes como la teoría que antes he expuesto, que sí es cierto que circula en diversos círculos, sí que da la sensación de que no interesa que ETA desaparezca, y por eso se toman estrategias que no buscan sino una presunta confrontación que, por una parte, alimente a ese mundo que tiene su leitmotiv en la idea de acción-reacción, y por otra parte, alimente en los demás la esperanza de que “se hace algo para que termine esta barbarie”, cuando en realidad no se hace nada, salvo guardar las apariencias. Retroalimentación, vaya.
Por cierto, no es de extrañar que, pese a ETA, se haya hablado del “caso Camps”. Lógico: es otra cortina de humo. Otra de las tantas que habrá durante los próximos diez o quince años.
Comer es muy importante…. pero no le damos importancia, porque lo hacemos a diario.Si un europeo le dejaramos en africa tal vez aprenderia el valor d eun plato de lentejas que luego tanto repudia en occidente.
Con lo que dices parece que ha pasado lo mismo, no nos damos cuenta de las importancia de condenar el terrorismo, de la importancia de decir una y otra y otra vez que no queremos eta, la importancia de repudiar a quienes apoyan a la violencia, de manifestarnos para decir que no ha eta, nos parece tan normal que como comer ha perdido el valor…
Pero no siempre fue asi, antes como las victimas eran ignoradas y eta golpeaba mas, antes no habia estas grandes manifas por los atentados.. y eta golpeaba mas, antes no habia este arrojapy esa entrega para decir eta no, y eta golpeaba mas.
Poco ha poco a base de estos “rituales” eta se ha ido debilitando donde mas se debe debilitarle en su base social que tanto la sustenta. parte de su base social se ha dado de que la violencia no es el camino y parte de esa base social se dio cuenta a base de los “rituales” que tanto critican a base de mostrar una presion social
. Pero aun existe base social.
Dices que esos “rituales” dan publicidad a eta.yo digo que la historia ha demostrado que esos rituales,ha debilitado a eta, y si hay que hacerlo mil veces , que se hagan mil veces si hay que hacerlo dos mil veces que se hagan dos mil veces.
Eta una asociacion que amenaza no debe existir
Eta una asociacion que mata no debe existir
Eta una asocion que hace que haya gente que se exilio del pais vasco no debe de existir
Pero para eso hay que dejar bien a a esa parte de la sociedad que la sustenta.. que la violencia no es la solucion y para eso, prefiero la fuerza de las manifestaciones