
Ayer fue la segunda vez en la que el Presidente del Gobierno asistió al intermitente programa “Tengo una pregunta para usted”. Fue un éxito de audiencia para TVE al alcanzar el 30.5% de la cuota de pantalla.
Durante toda la emisión estuve recordando estuve recordando un episodio de “El ala oeste de la Casa Blanca” en el que el Jefe de Gabinete, ante el problema en una empresa, le recuerda a su adjunto que gobernar es gobernar sobre abstracciones.
Ésa ha sido la dificultad principal que creo que ha habido en el programa: los ciudadanos con sus cuestiones personales que se resumen en ¿Qué hay de lo mío? y un Presidente que no puede ni debe salir del plano abstracto.
Comprendo que en este tipo de programas mostrar la empatía con el público es importante y que el Presidente, o el político que se someta a las preguntas, deben procurar ganarse “afectivamente” a los invitados y a los telespectadores.
Esto es casi un dogma, pero a veces pienso que está sobrevalorado. En estas circunstancias no sólo hay que inspirar confianza, sino mostrar autoridad y no hubiera venido mal corregir a determinados ciudadanos diciéndoles que o están confundidos en el análisis que hacen o en las propuestas que llevan.
Por ejemplo, una señora propuso reforzar a la Administración de Justicia con las personas que están en el paro, algo que se hace con desastrosos resultados, porque el trabajo en la Justicia es sumamente técnico, requiere un periodo de aprendizaje y unos conocimientos que el mero hecho de estar en el paro no otorgan.
Creo que el Presidente debería haber dicho que eso se ha ensayado y que son los trabajadores de la Justicia los primeros que lo critican, porque más que apoyo, esas personas que de su casa son enviados a un juzgado, obstaculizan más que ayudan. Es mejor tener ofertas de empleo público suficientes para dotar a los órganos jurisdiccionales del personal que necesitan después de superar las pertinentes oposiciones.
Después hay una serie de apreciaciones que el Presidente no puede hacer, pero que un humilde bloguero como yo sí se lo puede permitir. A los dos representantes del mundo de la construcción (uno autónomo y otro pintor) me gustaría hacerle algunas contrapreguntas.
El autónomo hablaba del final de los subsidios por desempleo pero me encantaría preguntarle cuál era su cotización porque mucho me temo que podría ser la mínima. Al pintor me hubiera encantado indicarle que es un buen momento para formarse y buscarse otro tipo de empleo. Y ambos, para acabar, que tienen que ser conscientes que, por mucha recuperación económica que haya en uno o dos años (o tres), los tiempos de la burbuja inmobiliaria no van a volver.
Nunca he visto como un formato televisivo se haya agotado tan rápidamente. Todo el mundo quiere hacer la pregunta de la que al día después hable la prensa y muchos de los intervinientes no hacen sino repetir demagogias radiofónicas (como lo de los Audi contra los SEAT cuando ambas empresas son del mismo grupo automovilístico).
Sobre las contestaciones del Presidente creo que deberían haber sido un poco más concretas y concisas. Las llamadas a la confianza y al patriotismo, muy al “estilo Obama”, tiene el problema que todo el mundo sabe que son “estilo Obama” y no queda demasiado bien.
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