
Hablaré de Economía y de la situación que estamos viviendo, a pesar de que me he resistido todo lo que he podido. Lo he hecho porque esto es demasiado complejo para que alguien, sin mucha formación económica como yo, venga a decir algo que iba a ser un digesto de cosas leídas.
Lo que voy a hacer no se diferenciará mucho de lo que temo, pero sí creo que tiene la ventaja de haber intentado distanciarme un poco. Voy a escribir por punto, que es lo que más me sirve para ordenarme cuando demasiadas ideas me fluyen.
1) La decisión de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos me ha hecho recordar la diferencia que Max Weber hace entre la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad. La primera es la ética del investigador, del predicador o del activista que se mueve únicamente con sus convicciones y mira la coherencia del mundo con ésta. La segunda debería ser la ética del político, que al tomar decisiones tiene que mirar por las consecuencias de lo que decide. Ha habido representantes que se han guiado únicamente por la convicción, por votar de acuerdo con sus principios últimos, asumiendo incluso que la responsabilidad no va con ellos.
2) Lo peor no es que haya habido representantes que hayan votado guiados únicamente de una ética de la convicción, lo peor es que hay, sin duda, muchos representantes que solamente se han guiado por el hecho de que las elecciones están a la vuelta de la esquina y quieren permanecer un bienio más en Washington. Ellos han hecho campaña y carrera política sobre la idea de que el Estado es algo muy malo y ahora ellos están encerrados en sus propias exageraciones (y nosotros con ellos) ya que sus electores se las han creído y por ellas les han votado.
3) Me hace gracia que se “sobreinterprete” una decisión de la Cámara de Representantes de los EEUU. Es una cámara que está continuamente de elecciones, por el mandato dura solamente dos años. Es sumamente volátil y tiene una dinámica diferente al Senado desde tiempos inmemoriales [véase Alexis de Tocqueville: La democracia en América] Es una cámara en la que sus miembros están normalmente ocupados recaudando fondos para su propia campaña (excepto algunos pocos que son clásicos y que no tiene rival en su distrito) y no están como para leerse ciento y pico páginas de legislación engorrosa, cuando los “think tanks” te dan una hojita con los argumentos que puedes defender [vid. John Micklethwait: Una nación conservadora]. Ni son sensatos, ni se han estudiado profundamente los intereses a devengar en la operación de rescate. Están atrapados en su propia encerrona.
4) A mí, como a otros muchos nos da asco que se tenga que ir al rescate de determinados sectores con el dinero de todos, especialmente cuando esos sectores han sido irresponsables, se han vuelto loco con las ganancias y los resultados a corto plazo y han ganado una barbaridad. Llevo semanas intentando que el asco no me nuble el entendimiento. Mantener a flote el sistema financiero es necesario, es la base de nuestra economía y sin crédito y sin seguridad en los depósitos todo se irá al “carajo” (con perdón), porque detrás de ellos nos vamos todos nosotros. Tampoco nos olvidemos que en España y en otros países los bancos están sujetos a unas regulaciones más estrictas que otros sectores, lo cual lleva aparejada la garantía del Estado.
5) No me atrevería a calificar de bueno el “plan de rescate”, pero tampoco de malo. Puede que sea una especie de tratamiento paliativo que no terapéutico, pero sí estoy convencido de que en las actuales circunstancias hay que ganar tiempo para intentar reformar las cosas. Intentar diferir la hecatombe no sólo no es mala idea sino que es una obligación.
6) Los papeles se han cambiado indudablemente. Los liberales ahora son intervencionistas y los intervencionista (o más allá) son ahora de lo más liberal. Yo que antes y ahora soy socialdemócrata creo que hay que intervenir, al igual que antes también pensaba que había que intervenir, especialmente en los sectores fundamentales de la Economía. No me vale socializar las pérdidas, pues lo que ahora se gaste la sociedad tiene que recuperarlo por la vía que sea (ganancias en sociedad o por los impuestos), ni desear el colapso del Capitalismo que un buen grupo de paleo-marxistas ven cada día más cerca.
7) Hay sectores que habrá que dejar a su suerte, no se puede con todo, pero el motor debe seguir funcionando, aunque tengamos agujeros en la carrocería. En el futuro, que nadie se olvide de lo que está pasando y que no nos dejemos llevar nuevamente por los cantos de sirena de la segunda gran utopía del siglo XX.
8) La situación necesita de liderazgo y el Presidente George W. Bush ha demostrado que no lo posee (no es un descubrimiento nuevo). Pero la situación también requiere de saber generar confianza, de “mover ficha” y tomar medidas para que contener la caída. Quedarse quieto no genera mucha confianza que digamos.
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