Hace cerca de tres meses hablé de la necesidad que tenía el nuevo Gobierno de contar con una comunicación política de calidad. Humildemente quisiera hacer una evaluación de estos tres meses, basados únicamente en mi percepción subjetiva, pues no en vano esto es “Geografía Subjetiva”
1) La comunicación política es una obligación del Gobierno y un derecho de los ciudadanos.
Desde el día de las elecciones, en el que el Gobierno entró en funciones, hasta el día de hoy, con la investidura ya olvidada por lejana, el gobierno no anticipa nada, no da argumentos y solamente va poniendo parches a las situaciones más graves que se le presentan. Se sigue esperando a las comparecencias de los miembros del Gobierno en las Cortes para que el Ejecutivo sea el protagonista, siendo las apariciones en los medios con declaraciones, ruedas de prensa y entrevistas de los ministros y ministras, así como de otros altos cargos, puramente anecdóticas. Se empezó bien con la entrevista a Zapatero en “59 segundos” pero después nada de nada.
2) Dirección de la comunicación política desde La Moncloa.
La estructura de comunicación política sigue siendo la misma de la anterior legislatura. Moraleda le ha dejado paso a Nieves Goicoetxea, pero Fernández de la Vega sigue siendo la portavoz de los viernes y entre semana reina el mayor de los silencios mediáticos. No hay imagen de coordinación ni de que todos los que deberían estar dentro de la estructura de comunicación realicen acciones simultáneas. Una simple pregunta ha destrozado la comunicación en materia económica.
3) La comunicación política no es un elemento adjetivo de la actividad del Gobierno.
Cuando uno va siempre con retraso, la denominación de los fenómenos la hacen otros. Si te tiras semanas callado, pues los demás hablarán de crisis económica, trasvase o desabastecimiento.
En el tema del minitrasvase de agua para el suministro en Barcelona se han cometido dos errores: que la situación fuera acuciante y que después se dejase que otros criticasen sin decir algo tan sencillo como “que los del PP quieren que los barceloneses se mueran de sed porque no les han votado”.
La cuestión de llamar de mil maneras a la crisis económica viene de antes de la campaña. Durante éste se hizo suficientemente bien, pero desde entonces ha reinado el silencio. Cuando han querido reaccionar, normalmente en sede parlamentaria, sus intentos de rebautizar lo que ya tiene denominación en la conciencia social aparece como ridículo.
El Gobierno dejó que los camioneros colapsasen las carreteras, persiguiesen a los que no se habían unido a su cierre y buscaran que hubiera problemas de desabastecimiento. El Gobierno optó por negociar casi en silencio con las organizaciones mayoritarias y mientras los camioneros tenían minutos en televisiones y radios y páginas en la prensa sin que nadie del Gobierno hubiera dicho que no iban a permitir que le hiciesen chantaje a los españoles y que hubiesen mandado a la Guardia Civil y a la Policía Nacional a poner orden desde el primer momento (asunto que no provoca rechazo). El resultado ha sido desgaste del Gobierno y no de los que colapsaban y provocaban atascos monumentales.
4) La comunicación política de todos los ministerios y los organismos del Gobierno de España tienen que encontrarse coordinados.
Al permanecer igual la estructura de comunicación en La Moncloa y mantenerse la configuración clásica de todos los departamentos del Gobierno y de la Administración, no se pueden esperar resultados diferentes.
5) Es imprescindible que sea el Gobierno el que marque la agenda.
No sé si el gobierno no quiere marcar la agenda o que simplemente no tiene agenda. Tener agenda no es sólo poseer un conjunto de ideas de lo que habría que hacer (eso que llamamos “programa electoral”), pues hay que tener un calendario teniendo en cuenta el mejor momento para tomar una iniciativa y una determinación de las prioridades.
Ya se ve que la ministra de Igualdad está cumpliendo con sus funciones de parapeto del Gobierno, pues cuando no hay nada que anunciar, sale ella con el tema de las “miembras” y tiene entretenido a medio país pensando en qué estará ella pensando. Esto son tácticas de entretenimiento, pero al final corres el peligro que Gobierno se identifique con Aido y no con los aspectos más importantes y eficientes.
6) El Gobierno debe celebrar continuas ruedas de prensa, ser él quien alimente de noticias a los medios.
Como he indicado “ut supra” las estructuras y las acciones siguen siendo las mismas. El Gobierno sólo habla en las ruedas de prensa de los viernes y cada vez se oye menos a los ministros y ministras haciendo declaraciones a la entrada o salida de los actos públicos. No comprendo los motivos por los que el Gobierno no da información del máximo nivel en forma de rueda de prensa todos los días. Hay inercias negativas que hay que romper.
7) Dejar de utilizar al Secretario de Organización del PSOE como portavoz oficioso del Gobierno.
Pepe Blanco sigue como siempre. No sé si los rumores sobre el Congreso serán verdad, pero espero que sí. En todo caso las intervenciones desde el partido tienen que ser las mínimas, especialmente porque teniendo el Gobierno (que todos los españoles saben que es del PSOE), los cuadros orgánicos tienen menos valor comunicativo. Insisto que una respuesta desde La Moncloa es más efectiva que diez desde Ferraz.
8) Comunicación modulada según circunscripciones.
Lo poco que se hace de comunicación política se hace solamente a nivel nacional, pero no se desciende al autonómico, al provincial o al local. Si a la gente de una circunscripción se le convence que el Gobierno les odia, tiene que desarrollarse una política específica para esa circunscripción, porque son en ellas en las que se asignan los escaños y ha habido resultados llamativos (como es la subida de la participación y de la victoria del PP en Madrid y en Comunidad Valenciana).
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